El suelo, la tierra, el terreno, etc son nombres con los que describimos la delgada, delicada y extraordinaria capa que se encuentra entre las rocas y la atmósfera: (1) delgada porque supone unos pocos centímetros o pocos metros, muy poco en comparación con el grueso de la corteza terrestre; (2) delicada porque un mal uso puede provocar su pérdida irreversible; y (3) extraordinaria porque es fundamental para la vida en el planeta. Los suelos retienen nutrientes y agua, permitiendo la vida de plantas y animales. Gracias a ello los suelos nos proporcionan alimentos, biomasa y materias primas, además de servir de soporte de edificios y vías de comunicación. El suelo desempeña un papel central como hábitat y reservorio del patrimonio genético al albergar la mayor parte de la biosfera; en el suelo se encuentra el patrimonio arqueológico que sirve para la reconstrucción de la historia de la humanidad. A su vez, el suelo es un gran almacén de carbono, que captura alrededor de un 20% del C antrópico emitido a la atmósfera anualmente. Por todo ello, el suelo influye directamente en la calidad del agua y del aire, en la diversidad biológica y en el cambio climático. En definitiva, es de suma importancia para la vida del hombre (Tabla 1).
El suelo es un recurso natural, imprescindible para la vida en la Tierra
Conceptos básicos
Funciones del suelo | |
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Producción de biomasa | Producción de alimentos, fibra, biodiesel, madera |
Interacción ambiental | Almacena, filtra y transforma nutrientes, sustancias y agua. Por ejemplo, almacena carbono, el agua y nutrientes disponibles para las plantas, biodegrada o retiene contaminantes, etc |
Hábitat biológico y reserva genética | Contiene una amplia diversidad de organismos que participan en los ciclos de nutrientes, contribuyen a la estabilidad estructural, a contrarrestar los efectos de patógenos y contaminantes químicos, etc. |
Soporte físico | Sirve de base para el desarrollo urbano y otras actividades humanas incluidas las lúdicas |
Fuente de materiales y sustancias | Contiene la arena, grava, caliche o mallacán y otros materiales usados por el hombre |
Archivo patrimonial y cultural | Conserva los restos arqueológicos que sirven para evaluar modelos de asentamientos humanos. Engloba rasgos que evidencian cambios en el paisaje, el uso del territorio o el clima. |
Tabla 1. Funciones del suelo (http://ec.europa.eu/environment/soil)
El conocimiento de los suelos de un territorio, de sus propiedades, sus aptitudes y sensibilidad frente a los cambios de uso, se ha revelado como un factor clave para una correcta gestión de los recursos naturales. Son numerosos los trabajos de investigación y proyectos técnicos que requieren conocer los suelos, su distribución y sus características. Así, es fundamental disponer de información de suelos en proyectos de reforestación, de concentración parcelaria, en la transformación de secano a regadío, en la diagnosis de la fertilidad agrícola, en la restauración de los taludes de vías de comunicación, en la recuperación de espacios degradados por la actividad minera, canteras, riberas…
El suelo está compuesto por sólidos que, organizados, estructurados, dejan unos huecos o poros entre ellos. Los poros están ocupados por aire o bien se llenan de agua tras un riego o una lluvia intensa. A su vez, los sólidos están constituidos por una mezcla y de materia orgánica (fundamentalmente aportada por la vegetación) y de materia mineral, que aparece como resultado de la alteración física y química que sufre la roca a lo largo de muchos años. Y es que la formación de los suelos es tan lenta que su pérdida es irreversible a escala de tiempo humana.
Dada la diversidad de ambientes en el Aragón, con sus tipos de rocas, climas, relieves o comunidades vegetales, los tipos de suelos son muy diferentes. La acción de los factores de formación a través de una serie de procesos (transformaciones, translocaciones, pérdidas y adiciones) va produciendo una serie de cambios en el suelo, ya sea en el color, la estructura, la textura, la consistencia, etc. Dado que las entradas de materia y energía se producen desde la superficie, en el suelo esos cambios suponen la aparición de capas más o menos horizontales en profundidad, denominadas horizontes. Al corte vertical del terreno que permite estudiar el suelo en su conjunto, desde sus horizontes superficiales hasta el material originario, se le denomina perfil (Fig. 1).
Fig. 1. Perfil de suelo mostrando sus horizontes genéticos.
A pesar de que los perfiles de suelos varían tal y como lo hacen las condiciones del medio, la variabilidad no es infinita, y al existir perfiles con horizontes semejantes, resulta posible agruparlos, es decir clasificarlos según su morfología y propiedades. Por lo tanto, los suelos, al igual que sucede en otras ramas de la Ciencia, se agrupan en clases. Cada clase recibe un determinado nombre y engloba aquellos suelos con propiedades similares, acotadas dentro de unos ciertos rangos. A lo largo de esta aplicación veremos cuales son los tipos de suelos más habituales en los diversos paisajes de Aragón.